Almería, 22 de marzo de 2009
Hace muchas horas que no viajo por este espacio solitario, así que hoy he decidido entrar y contar cómo va "mi asunto". Cada vez oigo más voces y estoy en más lugares, no porque ahora me encuentre en Almería, sino porque seguir las voces de la tesis, si lo haces hasta sus últimas consecuencias, te obliga a viajar en el tiempo y en el espacio.
Por contarles algo más concreto, le diré, que acabo de terminar la biografía de Antonio Machado. Ya antes le quería y admiraba, ahora siento una enorme ternura y un amor casi plátonico. Encontrarme con él, de esta manera, ha sido, mejor dicho, está siendo, una de las experiencias más bellas que he tenido.
No, no es que mi tesis sea sobre Machado, pero él es mi excusa, el pretexto mejor que he conocido para decir lo que quiero, o mejor dicho lo que pueda decir en relación a la ironía, ese fantasma indefinible porque si lo defines muere.
Pero, Machado vivió la ironía como caminante..., haciendo camino al andar. Supo expresar, o mejor vivir, en su propia vida lo que no se puede decir, solo mostrar. Contestar, entre otras cuestiones, sin intentar teorizar, a la pregunta sobre quienes somos y porqué no somos otros; porque siendo uno o una somos otros y otras que han vivido y vivirán y que no han vivido si no vivmos nosotros esas vidas.
Luego continuaré..., ya sabéis quien reclama mi atención.
